La gestión de calidad es supervisar todas las actividades y tareas necesarias para mantener el nivel de excelencia deseado. Para lograrlo, es fundamental establecer una política de calidad, crear e implementar un plan de garantía de calidad (QA) y trabajar con el control de calidad (QC).
Dependiendo de la fuente o del lugar donde se aplique, también puede llamarse Gestión de Calidad Total (GQT). En cualquier caso, el objetivo final del gestor de calidad es asegurar que todos los stakeholders de una organización trabajen juntos para mejorar los procesos, productos, servicios y la cultura de la empresa.
Este proceso incluye la creación de directrices que garanticen que los productos y servicios ofrecidos cumplan con los estándares necesarios y el propósito deseado.
A continuación, hablaremos de cómo surgió la gestión de calidad, cuál es su objetivo y te contaremos cuáles son sus 8 principios.
¿Cómo surgió la gestión de calidad?
La idea de gestionar la calidad de los productos existe desde la Edad Media, cuando existían los gremios para lograr este fin. Si alguien necesitaba un producto de mayor calidad, buscaba a un maestro artesano.
Siglos después, durante la Revolución Industrial, la noción de calidad evolucionó hacia la inspección en fábricas y la eliminación de productos defectuosos. En 1911, el ingeniero mecánico estadounidense Frederick Winslow Taylor publicó su libro Principios de Administración Científica, uno de los primeros estudios sistemáticos sobre eficiencia en la manufactura.
En 1924, el ingeniero eléctrico Walter Shewhart, empleado de Western Electric, propuso un método para el control estadístico de la calidad. Aquí entra en escena W. Edwards Deming, estadístico estadounidense considerado el padre de la gestión de calidad.
Deming aplicó los métodos de Shewhart durante la Segunda Guerra Mundial, ayudando a las fuerzas armadas a acelerar inspecciones sin comprometer la seguridad. Tras la guerra, Deming se mudó a Japón, donde sus métodos fueron clave para la recuperación del país en las décadas siguientes.
Esto llevó al desarrollo del Sistema de Producción Toyota, que permitió a Japón superar a EE.UU. en la fabricación de coches y electrónicos en los años 70. Desde entonces, empresas de todo el mundo adoptaron sus propios Sistemas de Gestión de Calidad, mejorando notablemente la calidad de sus productos.
¿Cuáles son los objetivos de la gestión de calidad?
La gestión de calidad busca mejorar la seguridad y calidad de los productos y servicios de las empresas que la adoptan. Para ello, se monitorizan los procesos y los indicadores de calidad en todos los sectores de la compañía, algo que se simplifica con un sistema digital diseñado específicamente para este fin.
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Desde finales del siglo XX, las empresas han intensificado su enfoque en mejorar la calidad de procesos y productos, creando sus propios Sistemas de Gestión de Calidad y adoptando normas como la ISO 9001.
Estos son algunos de los objetivos que persiguen:
- Gestión de costos al evitar errores prevenibles.
- Mayor efectividad organizacional.
- Mejor atención al cliente.
- Cumplimiento de metas y objetivos organizacionales.
- Aumento de la satisfacción del cliente.
- Fortalecimiento de una cultura de seguridad y conciencia de riesgos.
- Conocimiento del desempeño de equipos y colaboradores.
Al implementar un Sistema de Gestión de Calidad, se identifican áreas de mejora y riesgos potenciales, permitiendo a la dirección tomar decisiones informadas sobre cómo optimizar procesos y resolver problemas urgentes.
Los 8 principios de la gestión de calidad
Estos principios son la base de la certificación ISO 9001, el estándar internacional más conocido de gestión de calidad. Incluyen elementos como el enfoque en el cliente, la mejora continua y el liderazgo.
A continuación, te explicamos en detalle estos principios para que tu organización pueda ofrecer productos y servicios de la máxima calidad.
1. Enfoque en el cliente
Las empresas deben entender las necesidades y expectativas de los clientes en cuanto a precio, producto, plazos de entrega y fiabilidad. El objetivo es satisfacer y superar esas expectativas.
El enfoque en el cliente es uno de los pilares fundamentales de la ISO 9001. La norma subraya que el éxito sostenible de una organización depende de su capacidad para atraer y retener la confianza de los clientes y otras partes interesadas.
Cada interacción con el cliente es una oportunidad para crear valor, y entender las necesidades actuales y futuras de los clientes es crucial para el éxito continuo.
La ISO 9001 también destaca la importancia de aumentar la satisfacción del cliente como un objetivo central. Esto implica no solo cumplir con las expectativas, sino también superarlas, lo que puede traer beneficios como un aumento en la fidelización, la repetición de negocios y una mejora en la reputación de la organización.
2. Liderazgo
El líder debe comprender las necesidades del equipo, generando compromiso y construyendo confianza. Debe comunicar los objetivos de la empresa y trazar estrategias para alcanzarlos.
El liderazgo es un elemento crucial para el éxito del Sistema de Gestión de la Calidad (SGC). La ISO 9001 resalta que la alta dirección debe demostrar liderazgo y compromiso con respecto al SGC.
Esto incluye establecer una visión clara, alinear los objetivos de la organización con las necesidades de los clientes y crear un ambiente que fomente la participación activa de los colaboradores.
3. Participación de las personas
Los colaboradores deben responsabilizarse e involucrarse con los problemas de la empresa, contribuyendo a mejoras. El liderazgo debe incluirlos en la toma de decisiones y en el desarrollo de competencias.
En la ISO 9001, la participación de las personas es esencial para el éxito del SGC. La norma enfatiza que personas competentes, empoderadas y comprometidas son fundamentales para aumentar la capacidad de la empresa de crear y entregar valor, y esto es necesario en todos los niveles de la organización.
La participación de las personas no se limita solo a la ejecución de tareas, sino también a la identificación activa de problemas y a la implementación de soluciones. El compromiso de los colaboradores contribuye a la mejora continua de los procesos y a la eficacia del SGC.
4. Enfoque basado en procesos
Los procesos bien definidos, con control de entradas y salidas y responsables claros, traen beneficios como resultados precisos, ciclos de producción más cortos, reducción de costes y prevención de errores.
La ISO 9001 destaca que los resultados consistentes y previsibles se alcanzan de manera más eficaz y eficiente cuando las actividades se comprenden y gestionan como procesos interrelacionados que funcionan como un sistema coherente.
Esto significa que cada proceso debe estar claramente definido, con entradas y salidas bien controladas y responsabilidades claramente asignadas.
El enfoque basado en procesos implica la aplicación del ciclo PDCA (Planificar-Hacer-Verificar-Actuar) para garantizar la mejora continua. El ciclo PDCA ayuda a planificar, ejecutar, verificar y actuar sobre los procesos, asegurando que se monitoricen y mejoren continuamente.
5. Enfoque sistémico para la gestión
Los planes alineados con los objetivos de la empresa, con foco en la eficacia de los procesos, generan acciones de mejora. Los procesos deben gestionarse como un sistema interconectado.
El enfoque sistémico para la gestión garantiza que todos los procesos de la organización estén alineados y funcionen de manera cohesionada. La norma resalta que la eficacia y la eficiencia de una organización dependen de un enfoque sistémico para gestionar procesos interrelacionados.
Esto significa que los procesos no deben verse de forma aislada, sino como partes de un sistema integrado que trabaja en conjunto para alcanzar los objetivos estratégicos de la empresa.
6. Mejora continua
La mejora continua debe ser una constante en la organización. Vincularla a productos, procesos y sistemas motiva a las personas y crea una cultura de superación de barreras, haciendo a la empresa más competitiva.
Se trata de un principio central que busca aumentar la capacidad de la organización para cumplir con los requisitos y expectativas de los clientes de manera consistente. La mejora continua debe ser un objetivo permanente de la organización, abarcando todos los aspectos del SGC, incluyendo productos, procesos y servicios.
Las decisiones de mejora deben basarse en análisis de datos e información precisa, permitiendo una comprensión clara de los procesos y las áreas que necesitan mejoras. Utiliza herramientas de calidad, como el análisis de causa raíz y el control estadístico de procesos, para identificar oportunidades de mejora e implementar soluciones efectivas.
7. Enfoque basado en hechos para la toma de decisiones
Las decisiones basadas en datos permiten una mejor comprensión de los procesos y la prevención de problemas futuros. El enfoque basado en hechos para la toma de decisiones garantiza que las decisiones sean efectivas y se basen en información precisa y fiable.
El análisis de datos e información es fundamental para entender el desempeño de los procesos e identificar áreas de mejora. Esto ayuda a evitar decisiones basadas en suposiciones o intuiciones, que pueden llevar a resultados inconsistentes.
Las organizaciones deben recopilar y analizar datos de diversas fuentes, incluyendo feedback de clientes, auditorías internas, mediciones de desempeño de procesos y resultados de acciones correctivas y preventivas.
8. Beneficios mutuos en las relaciones con los proveedores
Identificar proveedores clave y establecer relaciones sólidas aumenta la calidad de los productos, contribuyendo al cumplimiento de plazos y a la satisfacción del cliente.
Una relación de colaboración con los proveedores puede aumentar la capacidad de ambas partes para crear valor. Esto significa que, al trabajar juntos, la organización y sus proveedores pueden mejorar la calidad de los productos y servicios, reducir costes y aumentar la competitividad en el mercado.
Conclusión
La gestión de la calidad es mucho más que un conjunto de normas y prácticas: es una filosofía que impregna toda la organización en la búsqueda de la excelencia en procesos, productos y servicios. Con un enfoque estructurado y basado en los 8 principios fundamentales, las empresas pueden superar las expectativas de sus clientes, fortalecer la confianza de los stakeholders y construir una base sólida para el crecimiento sostenible.
Adoptar un Sistema de Gestión de la Calidad efectivo es invertir en el futuro de la organización, garantizando una mayor competitividad en el mercado, una mayor satisfacción del cliente y una cultura interna que promueve la mejora continua. Al aplicar estos principios, estarás preparado para enfrentar los desafíos de la calidad con seguridad y eficacia, transformando tu organización en un referente del sector.
El camino hacia la calidad es continuo, y cada paso que das aporta beneficios significativos tanto para la empresa como para tus clientes.
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