La gestión de riesgos es el proceso de identificar, evaluar y controlar las amenazas financieras, legales, estratégicas y de seguridad que pueden afectar las operaciones de una empresa. Estos riesgos pueden surgir de diversas fuentes, como incertidumbres financieras, problemas tecnológicos, errores de gestión estratégica, desastres naturales y responsabilidades legales.
Varias instituciones han desarrollado estándares de gestión de riesgos, como la Organización Internacional de Normalización con la ISO 31000, el Project Management Institute (PMI), el National Institute of Standards and Technology (NIST) y sociedades actuariales. Los métodos, definiciones y objetivos pueden variar según el estándar elegido y el contexto específico de cada empresa.
Un buen programa de gestión de riesgos ayudará a tu organización a manejar mejor todas las amenazas que enfrenta. Este campo de conocimiento también evalúa la relación entre los diferentes tipos de riesgos corporativos y el efecto dominó que pueden tener en los objetivos estratégicos de tu compañía.
¿Quieres saber cuáles son las etapas fundamentales para gestionar los riesgos correctamente? ¡Sigue leyendo que te lo explicamos!
Importancia de la gestión de riesgos
Un evento negativo inesperado puede tener diversas consecuencias para tu organización. Con suerte, el impacto será mínimo, como un pequeño efecto en tus inversiones trimestrales, requiriendo solo una reorganización del presupuesto.
Pero, en el peor de los casos, el evento puede ser catastrófico y tener consecuencias graves. En situaciones extremas, el resultado puede ser un gasto significativo en contención de daños o incluso el cierre de tu negocio.
Por eso, es crucial para la sostenibilidad de la organización que el consejo de directores tome en serio la gestión de riesgos. Es necesario evaluar bien la exposición a amenazas, los procesos para gestionarlas y las personas responsables de hacerlo.
Cada vez es más popular la gestión de riesgos proactiva, evaluando frecuentemente la probabilidad de enfrentar diferentes tipos de pérdidas. Al mismo tiempo, las organizaciones pueden definir qué impactos negativos son aceptables y cuáles requieren una reacción inmediata.
Esto contrasta con la gestión reactiva, que era más común en décadas pasadas. En ese caso, las empresas corregían riesgos que ya habían causado daños y solo cambiaban sus prácticas después de que una nueva amenaza provocara problemas.
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Tipos de riesgos corporativos
La gestión de riesgos empresariales busca manejar seis tipos de amenazas diferentes, que van desde problemas de cumplimiento hasta cuestiones financieras o de seguridad. Estos riesgos potenciales pueden afectar negativamente el ambiente de trabajo, amenazando el futuro de tu empresa e incluso la salud de los empleados.
Aquí tienes los seis tipos de riesgos corporativos que puedes encontrar:
- Salud y seguridad: Estas amenazas pueden aparecer de diversas maneras, tanto en oficinas como en fábricas o sitios de construcción. Incluyen cuestiones físicas, ergonómicas, químicas y biológicas que pueden afectar la salud o el bienestar físico de los empleados.
- Financieros: Aquellos que representan una posibilidad de pérdida financiera repentina e inmediata. Ejemplos son las fluctuaciones en las tasas de cambio, la pérdida de crédito y la falta de liquidez.
- Reputación: Los riesgos de reputación pueden afectar negativamente la percepción pública de la empresa. Ejemplos incluyen reportajes negativos o publicaciones en redes sociales que se vuelvan virales.
- Operacionales: Posibilidades de pérdidas relacionadas con procesos internos, personas o sistemas. Incluyen fallos en los sistemas de TI, fraudes, litigios, entre otras situaciones.
- Cumplimiento: Falta de cumplimiento con legislaciones, políticas o mejores prácticas de negocios. Puede resultar en problemas financieros o legales, y en el peor de los casos, en la clausura de la empresa.
- Estratégicos: Amenazan el futuro a largo plazo de la empresa. Incluyen la llegada de nuevos competidores al mercado o avances tecnológicos que hagan obsoleto tu producto.
¿Qué es la ISO 31000?
El estándar más conocido para la gestión de riesgos empresariales es la ISO 31000, desarrollado y mantenido por la Organización Internacional de Normalización (ISO). Describe un proceso de gestión de riesgos que puede ser utilizado por cualquier entidad e incluye los pasos necesarios para identificar, evaluar y gestionar las amenazas a tu organización.
Aquí tienes los cinco pasos definidos por la ISO, que explicaremos en más detalle a continuación:
- Identifica los riesgos que enfrenta tu organización.
- Analiza la probabilidad y el impacto potencial de cada uno.
- Evalúa y prioriza las amenazas según tus objetivos de negocio.
- Gestiona las condiciones de riesgo o crea respuestas para ellas.
- Monitorea los resultados de los controles de riesgo y haz los ajustes necesarios.
Para que tu organización tenga un conocimiento sólido de lo que está ocurriendo, el proceso de certificación ISO 31000 exige que comiences definiendo el alcance de tu gestión de riesgos. También es necesario que tu equipo determine el contexto de negocio en el que se va a aplicar y cree criterios de riesgos.
El objetivo del estándar es permitirte saber cómo se clasifica cada riesgo identificado dentro de la categorización de “aceptable” o “inaceptable”. A partir de ahí, es posible definir qué acciones deben tomarse para preservar y mejorar los valores de tu organización.
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Etapas fundamentales para la gestión de riesgos
Los riesgos, esenciales para las decisiones estratégicas, son la principal causa de incertidumbre en las organizaciones y pueden afectar sus procesos, actividades, productos y servicios. La gestión de riesgos corporativos ayuda a manejar estas incertidumbres, aumentando la capacidad de generar valor y permitiendo decisiones estratégicas más eficientes y cambios organizacionales efectivos.
Una buena gestión de riesgos puede reducir la probabilidad de eventos adversos y mejorar la eficiencia operativa. Además, ofrece beneficios como informes financieros más precisos, reducción del coste de capital y ventaja competitiva, beneficiando incluso a empresas de servicio público con mejor apoyo político y comunitario.
Vamos a ver ahora las principales etapas para la gestión de riesgos:
1. Identificación
La etapa de identificación requiere un análisis minucioso, donde se deben considerar todos los escenarios posibles para asegurar una cobertura completa de amenazas potenciales. Los riesgos identificados deben documentarse de forma clara y detallada para establecer un entendimiento común entre todas las partes interesadas, asegurando la base para medidas efectivas de mitigación.
Siguiendo las directrices de la ISO 31000, la identificación de riesgos debe involucrar la colaboración entre diferentes departamentos de la organización, promoviendo un enfoque integrado y completo. Esta colaboración no solo facilita la identificación de riesgos, sino que también promueve la transformación digital al asegurar que todos los equipos estén alineados hacia la excelencia operativa y el cumplimiento.
2. Evaluación
La evaluación de riesgos implica analizar la probabilidad de su ocurrencia y el impacto potencial que pueden causar. Este proceso sirve para asegurar el cumplimiento y promover la eficiencia operativa en las organizaciones.
El uso de soluciones modulares en el contexto de la transformación digital permite un enfoque sistemático, facilitando la identificación y mitigación de riesgos en diversas áreas funcionales. La colaboración entre departamentos ayuda a implementar estos procesos de manera efectiva, resultando en una excelencia operativa alineada con los objetivos estratégicos de la empresa.
3. Tratamiento
Un enfoque eficaz para el tratamiento de riesgos debe estructurarse considerando cuán aceptable es el riesgo en cuestión. En determinadas situaciones, la opción puede ser no actuar, pero esta decisión debe estar respaldada por un análisis riguroso.
Para promover el cumplimiento y la eficiencia en la organización, es necesario establecer un plan de acción adecuado. Este puede incluir estrategias para prevenir, reducir o transferir riesgos. El enfoque en soluciones modulares y la colaboración entre las diversas funciones de negocio maximizan la integración y la eficacia de la gestión de riesgos.
4. Monitoreo
Un proceso continuo de revisión es esencial para una gestión de riesgos proactiva, reevaluando las amenazas y monitoreando la situación de los tratamientos y controles implementados. La revisión periódica asegura que las medidas de mitigación sean efectivas y se ajusten según sea necesario.
La tecnología juega un papel crucial en el monitoreo, permitiendo la recopilación y análisis de datos en tiempo real. Esto facilita la identificación rápida de nuevos riesgos y la adaptación de las estrategias de gestión.
5. Comunicación
La comunicación en cada una de estas cuatro etapas anteriores es fundamental para un proceso efectivo de toma de decisiones en la gestión de riesgos. Asegura que todas las partes interesadas estén informadas y alineadas respecto a los riesgos y las estrategias de mitigación.
La transparencia en la comunicación facilita la colaboración y la confianza entre los departamentos. Esto resulta en una respuesta más rápida y coordinada a los riesgos emergentes, fortaleciendo la resiliencia organizacional.
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Conclusión
La implementación de la gestión de riesgos no es solo una cuestión de control, sino de sostenibilidad y resiliencia para la empresa. Con una estrategia sólida, cada etapa trabaja para proteger el valor y la longevidad del negocio, desde la identificación hasta el monitoreo y la comunicación.
En un entorno corporativo cada vez más dinámico y globalizado, la gestión de riesgos se ha convertido en una herramienta estratégica para la toma de decisiones seguras, garantizando que las empresas no solo enfrenten adversidades, sino que también prosperen.
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